domingo, 23 de octubre de 2016

WARA EL Inca 1973








La revolución nacional de 1952 significo un viraje completo de la visión del “país” en el territorio boliviano. Esta permuta de ideología tanto en el ámbito político como económico, abarcó también a las inquietudes juveniles, se incrusto en el intelecto universitario, en la cultura popular, la arqueología, lo olvidado, lo prohibido, todo era objeto de investigación en el afán de descubrir la verdadera identidad nacional, la Bolivia profunda. Era un tiempo en que la juventud pisaba espacios que desde antes le estaban siendo privados por la burocracia política y social; los forjadores de la Bolivia contemporánea eran los protagonistas.

Esta indudable transformación de la ideología juvenil, con el advenimiento de la década setentera, post nueva ola, rindió sus frutos en Bolivia. Como se sabe a principios de los sesenta llegó el Rock and Roll a Bolivia por medio de los programas radiales dirigidos por personajes privilegiados que tenían la suerte de tener un tornamesa y asimismo adquirir las obras en vinilo en el extranjero; obras que llegaban al publico aleatoriamente adjunto a la repugnancia de lo foráneo pues como dijimos eran épocas en que se trataba de rescatar lo valioso de la cultura nacional. Por sobre toda complicación sobrevivió el Rock y se difundió y creó en la sociedad a sus representantes, Músicos de la Nueva Ola. 

Las fiestas juveniles, las presentaciones en plazas y confiterías, los aniversarios universitarios, eran escenarios de las primeras experimentaciones musicales de la escena rockera boliviana, conglomeraciones improvisadas en que brillaban bandas amateur, bandas que probaban incluso la fonomímica, “Guateques a lo Boliviano“ en que se acompañaba la música a volumen fuerte con panderetas, bongoes o claves haciendo rondas interminables de A Go Go, bailes desencadenados en psicodelia, mucha paz y amor. Nadie olvidara a los Splendid, Bonny Boys Hots, The Dhag Dhags, The Donkeys, Los Laser en La Paz la capital, El Grupo 606 de Cochabamba, Los Ovnis de Huanuni de Potosi, o Los Daltons de Santa Cruz, estos últimos curiosamente fueron los pioneros en la naciente capital del progreso, conciertos al aire libre con la compañía de mucha chicha camba, caballos y carretas. 

Poco después las empresas disqueras recién llegadas a Bolivia lograban gran ímpetu en los músicos pues se celebraban Concursos y Festivales con premios gratificantes como grabaciones de EPs, o patrocinio. The Blackbyrds, The Crikets –posteriormente Los Grillos-, The Loving Darks o Climax, fueron algunos de los grupos beneficiados con ese tipo de condecoraciones que les sirvió como catapulta para plasmar su arte e inmortalizar su nombre. 

En este contexto nacería el Grupo Conga, al liderato de Carlos Daza, Jorge Cronembold, Jorge Komori y Dante Usquiano, jóvenes inquietos por la música, que con mucha esperanza formarían un ensamble dedicado a hacer primeramente música Bailable, dirigido a las fiestas juveniles, donde se demandaban ritmos incluso centroamericanos acomodados al Rock pesado. Por motivos de reorganización el grupo al poco tiempo reformó su esencia convirtiéndose en TABU.

El Grupo Tabú registro dos canciones a principios de los setenta; Cafe y She is my Woman, con el notorio matiz de influencia santanera, mucho ritmo, casi tropical, teclado que predomina todo el tiempo, una voz bastante melódica, bajo punzante y con mucho virtuosismo. El éxito de esta primera era cayó repentinamente por la desgracia, cuando en una fiesta juvenil en que cerraba el grupo Tabú acaeció el homicidio de un fanático presente, todo a razón de un ajuste de cuentas entre dos grupos juveniles paceños. La banda se separó por un tiempo, y regreso con una nueva propuesta que cambiaría para siempre la historia de la música Bolivia. 



El alejamiento breve de los escenarios daría frutos. Los miembros del desaparecido grupo Tabú incursionaban sus estudios en el Conservatorio Nacional de Música de La Paz, en el Departamento de Música Moderna, de allí en adelante no caerían mas en el empirismo para sus composiciones pues ciertamente habían adquirido conocimientos propios. 

Asi nacería Wara a principios de los setenta. Nombre que proviene de la concepción astral del WARA WARA la cosmovisión andina, “Luz de la Estrella”, luz del sol, luz que da vida, luz que guía. En lo musical Wara era la combinación del estudio y la investigación para lograr una ciencia artística diferente, progresiva en todo sentido. Se ensamblaron las canciones gracias a la convivencia de todos los músicos en la apartada zona de Cota Cota, la letra fue creada con la lectura de libros de ideología indigenista y de contenido sociológico como Pueblo Enfermo y Raza de Bronce de Alcides Arguedas, o La Revolución India de Fausto Reinaga. Ciertamente la vida en comunidad era un aliciente para componer verdaderas obras cumbres. Para el cometido lograron la adhesión de Músicos del Conservatorio de Música Clásica, tanto para complementar la obra que se encontraba esencial y para lograr arreglos nunca antes escuchados en el rock nacional. Wara con recursos propios proponía un viaje anticipado por el universo del Rock Sinfónico, cuya formula recién se estaba gestando primitivamente en Europa.

Por otro lado todo lo que significaba el viaje espiritual para Dante Usquiano, sus estudios universitarios pertinentes a la carrera de Arqueología, esa ligazón por el descubrimiento de la cultura andina, la cosmovisión andina, no le permitieron ser parte de la promoción del nuevo disco que se estaba forjando. En tanto Wara acomodaba las piezas de su disco se convocó a un vocalista que pueda interpretar las canciones, con la autoridad vocal que demandaba el nuevo estilo del grupo, agudos poderosos, fuerza vocal, el indicado era Nataniel Gonzáles, el “ruiseñor orureño” proveniente del grupo Steepenstones y su adhesión fue instantánea. 

Ya adentrados en los setenta Wara era el resultado de una evolucion, la cosmovision andina era a lo sumo un factor que lograría que las capacidades espirituales e intelectuales de los músicos evolucionen hacia la “Progresión Andina“; un desenlace en que unir la musica andina con el rock progresivo setentero –extranjero- era una necesidad bastante pertinente y un sueño posible de realizarse. El disco vinilo de tapa desplegadle vio la luz a mediados de 1973, bajo el titulo de WARA “EL INKA“ MUSICA PROGRESIVA BOLIVIANA, en la grafica de la portada se ve a uno de los guardianes impresos en la parte superior de la Puerta de Sol de Tiahuanaku; al interior del disco se ven las canciones con la letras de las mismas descifrada, las fotos de los miembros del grupo; la lista de canciones de la contraportada describe el contenido en el orden, Side A: EL INKA (Señor de la tierra), REALIDAD, CANCION PARA UNA NIÑA TRISTE, Side B: WARA (Estrella), KENKO (Tierra de Piedra). A manera de epilogo se deja ver la inscripción “ESTE DISCO DE TU EXPRESIÓN, LO REALIZAMOS COMO UNA EXPERIENCIA NUEVA, DENTRO DE NUESTRA MUSICA PARA LLEGAR A TU CUERPO, MENTE Y ALMA“. En la memorable formación de Wara “El Inka“figuran Nataniel Gonzáles en las voces y coros, Pedro Sanjinés en los teclados y sintetizadores, Omar León en el Bajo eléctrico, Carlos Daza en la guitarra Eléctrica, y Jorge Cronembold en la batería.









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